Yulianny Morales Cordones, estudiante JVM: “En el ISFODOSU aprendí que educar es un acto de amor, responsabilidad y esperanza hacia el futuro”

por Rafael Paulino
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La joven Yulianny Morales Cordones, de 21 años y estudiante de término del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, ISFODOSU, en su Recinto en San Pedro de Macorís, Juan Vicente Moscoso, JVM. Desde muy pequeña tuvo la convicción que educar es un acto revolucionario silencioso.

Proveniente de la provincia de San Pedro de Macorís, Yulianny contó con una infancia sobre cimientos sólidos, caracterizados por amor incondicional, apoyo constante de sus padres y hermanos, respeto, admiración, amistad y protección.

“Confirmo que gracias a ellos soy una mujer que camina entre la curiosidad intelectual y la pasión por transformar realidades. Encuentro en el conocimiento no solo una herramienta, sino una forma de habitar el mundo con mayor consciencia”, cuenta Morales.

La joven estudiante cuenta que habló con su Mtra. Lilliam Rodríguez, del área de Ciencias Sociales, de secundaria, en el Colegio Cristo Rey, que quería ser docente y ella le recomendó al ISFODOSU.

Convencida de que cada mente es una semilla de cambio que puede florecer en lugares impensados y que la educación permite ser parte de la transformación cotidiana, Cordones eligió la Licenciatura Primaria Segundo Ciclo en el recinto JVM, porque esos años formativos son cruciales en el desarrollo del pensamiento crítico y la personalidad; optimizando la curiosidad intelectual en los estudiantes toda la vida.

“Elegí el ISFODOSU porque reconocí en esta institución el compromiso genuino con la formación de educadores conscientes de su papel transformador. No buscaba solo un título, sino una formación que me preparara para el verdadero desafío de educar”, dice Yulianny.

Durante estos 4 años, su trayectoria universitaria ha transcurrido sin mayores obstáculos. Gracias al equilibrio entre los estudios y la vida personal, Morales encuentra en su familia, amigos y compañeros el sustento necesario para superar cada desafío académico como una oportunidad de crecimiento.

En su tiempo libre disfruta de jugar baloncesto, fútbol y kickball. También asiste al gimnasio; lee, diseña manualidades, dibuja, escribe, realiza cursos en línea, sale con sus familiares y amigos, entre otros.

“Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino”, es una frase con la que se identifica mucho, de la poetisa y pedagoga chilena Gabriela Mistral.

“Para mi formar parte de este recinto significa una tradición de educadores comprometidos con la excelencia. Me ha dado no solo los conocimientos, sino una identidad profesional sólida y un sentido de propósito claro. Ha moldeado en mí la convicción que ser educador trasciende la transmisión de conocimientos. En el ISFODOSU aprendí que educar es un acto de amor, responsabilidad y esperanza hacia el futuro”, confirma la alumna.

Yulianny recuerda que en una ocasión estuvo presentando una ponencia en Punta Cana y colocó un estado en WhatsApp que decía: «Eres joven sigue aprendiendo porque vas a llegar lejos», palabras que le dijeron unos psicólogos puertorriqueños con los cuáles compartió, pero uno de sus docentes del recinto le dijo: «Eso yo lo sé hace tiempo, no hay que ser psicólogo para darse cuenta, eres de las mías, confío en ti”, y eso es algo que siempre lleva consigo.

Lo que más le gusta de la carrera es enseñar, porque mientras más lo hace, más aprende, gracias al ciclo hermoso de crecimiento mutuo donde el conocimiento se multiplica en lugar de dividirse. Ha sido reconocida por su liderazgo participativo, también por el compromiso y dedicación en ciertas actividades, pero los reconocimientos más valiosos han sido las palabras de aliento de los profesores y la confianza que han depositado en ella.

“Me gustaría hacer una maestría en Historia y Geografía, otra maestría en investigación educativa y, por último, una enfocada en la Inteligencia Artificial. A los jóvenes que como yo quieren ser docentes les aconsejo que no confundan vocación con sacrificio. Ser docente exige pasión, pero también requiere preparación constante y amor propio. No pueden dar lo que no tienen, así que inviertan en su propio crecimiento intelectual y emocional”, afirma Yulianny.

Define a un buen educador como alguien que logra encender la curiosidad, despertar el pensamiento crítico y sembrar la confianza en las capacidades de sus estudiantes, que forja caracteres rectos y con principios donde no hay cabida para la ignorancia.

RL

 

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