Uno de los días más felices en la vida del joven estudiante Samuel Morel Marte fue cuando recibió una llamada del Departamento de Admisiones del recinto del ISFODOSU en Santiago, Emilio Prud’Homme, EPH, ofreciéndole la oportunidad de aplicar a una beca.
Gracias a sus sobresalientes calificaciones y la recomendación del área de orientación del liceo donde finalizó su bachillerato, hoy Samuel cursa su tercer año de la Licenciatura en Ciencias Sociales Orientada a la Educación Secundaria.
“Nací en el municipio de Nagua, provincia María Trinidad Sánchez, en un ambiente muy acogedor, donde mis padres me inculcaron buenos valores y desde pequeño fui un destacado estudiante. También me gustaba asistir a la iglesia, siempre me llamaron la atención los coros pentecostales y en la actualidad soy fiel creyente en Dios y miembro activo de una iglesia evangélica”, dice Samuel.
Nuestro estudiante tiene una relación con sus familiares muy agradable. Se define como una persona optimista, siempre le gusta “ver el vaso medio lleno”, a pesar de las dificultades que pueda enfrentar. Es muy sociable con todos los que le rodean, comprometido con sus aspiraciones.
Realizó los estudios primarios en la Escuela Básica La Capitalista, los secundarios en el Liceo Mercedes Bello y Politécnico Samuel Noé Brito Bruno, en Nagua. Finalizó en el Liceo Técnico Ana Mercedes Aybar, en la provincia de Santiago. Sus maestros le marcaron, demostrándole que impartir docencia no es aburrido, depende la manera en la que se enseña.
Por esta razón, Marte se motivó a estudiar educación, gracias a las huellas positivas que obtuvo de ellos, con el propósito de seguir expandiendo ese pensamiento en los futuros estudiantes. Además, le encanta la geografía y la historia.
“Elegí a ISFODOSU porque sin lugar a dudas es una universidad de oportunidades para esa juventud apasionada por enseñar y es la más especializada en formar maestros ejemplares y competentes que suman al sistema educativo dominicano”, recalca Samuel.
El estrés universitario ha sido un poco fuerte, pero nada que no haya podido manejar. Para él, es el precio de una formación de calidad que exige gran responsabilidad y lo mejor de sí mismo, que más adelante será recompensada.
Estudiar en el recinto EPH le ha marcado positivamente, porque se usa una metodología salesiana, que considera es una de las mejores para conectar con los estudiantes. Más allá del aspecto académico, brinda la oportunidad de unirse con ellos espiritualmente y ser amigos desde el respeto.
“Ser estudiante del recinto EPH significa mucho, hay un lema y es una realidad: -La casa de la alegría- y sin motivo de mostrar orgullo, puedo decir que es el mejor recinto, respaldado por estadísticas”, afirma Morel.
Le gusta mucho la frase: «Haced todo por amor, nada a la fuerza», de San Francisco de Sales, porque deja una gran reflexión, muy acorde al diario quehacer docente.
Cuenta con 22 años y reside en Santiago desde el 2019. Sus pasatiempos favoritos son ir a la iglesia, viajar, ver series, escuchar música y disfrutar de las oportunidades que le da la vida. Aspira a especializarse más en su área, ya sea en Geografía o Historia Universal y si es en el ISFODOSU, mejor.
Lo que más le gusta de la carrera es el privilegio de educar las generaciones que van subiendo, pero con calidad, que es lo que más se necesita hoy en día en el sistema educativo. Marcar con huellas positivas la vida de los estudiantes, como hicieron sus antiguos maestros con él.
“A los jóvenes les digo que no duden en aprovechar la oportunidad de formarse como docente de calidad en el ISFODOSU, La Pedagógica Dominicana, la universidad de las oportunidades”, refiere el joven estudiante.
En cada ciclo recibe un reconocimiento por el desempeño académico superior como estudiante de la Licenciatura en Ciencias Sociales. También fue reconocido con el mayor índice académico de toda la licenciatura durante el ciclo 2023-3. Le da toda la gloria a Dios.
“Defino a un buen educador como alguien comprometido con una enseñanza de calidad y que se preocupa por formar estudiantes que, al integrarse a la sociedad, sean ciudadanos ejemplares que aporten positivamente a su comunidad. Es quien deja huellas que suman e inspiran la vida de los estudiantes, a tal punto que lo quieran imitar y seguir su ejemplo. Y sí, soy el resultado de eso”, culmina Samuel.
Roger León