Janny Dahiana Canelo Pérez inició sus estudios de Psicología Educativa en la Universidad Nacional Evangélica, UNEV, en la ciudad de Santo Domingo. Para cubrir los gastos, se empleó en un colegio con el fin de impartir clases de preprimaria y, es ahí donde la directora del centro nota empatía y dinamismo, y la incentiva a estudiar educación en el recinto del ISFODOSU en San Pedro de Macorís, Juan Vicente Moscoso, JVM.
Canelo trabajaba y estudiaba en el ISFODOSU en la tanda vespertina (cuando todavía ofertaba esa opción). Culminó los estudios de la Licenciatura en Educación Inicial en el año 2012 y se siente orgullosa de ser nuestra egresada.
“Para mí, ISFODOSU es la institución por excelencia en pedagogía, que involucra un progreso mental y emocional para trabajar con el corazón y desarrollar cambios significativos en la educación. Es una universidad con personal capacitado que innova y lleva a los estudiantes a dar lo mejor de sí en todos los sentidos, con calidad y excelencia”, relata Pérez.
Janny cursó una especialidad en Educación Inicial en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC y está realizando una Maestría en Desarrollo Pedagógico de Nivel Inicial en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Más adelante pretende hacer un doctorado.
Actualmente labora en el Centro Educativo Norge William Botello Fernández (El Brisal) en San Pedro y cada vez que dice que es egresada del ISFODOSU se siente reconocida por las personas, pues le reconocen sus competencias y valores humanos en la docencia.
“Siempre recuerdo con mucho afecto el seminario de presentación de buenas prácticas que lleva a cabo el ISFODOSU, porque afianza conocimientos y se visualizan proyectos de otros docentes que se utilizan en cada campo de la educación. Es una experiencia importante que deja muchos aprendizajes. Tuve el privilegio de contar con muchos docentes que me marcaron en el recinto JVM, pero
Charito y Sor Isidra impartían las clases con tanto cariño y paz que enamoraban a los alumnos”, dice Dahiana.
De esta profesión, Canelo disfruta compartir con los niños, porque son un refrigerio para el alma y la forma en que un estudiante puede cambiar su día es algo que le cautiva. El centro educativo en el que trabaja la ha reconocido como docente meritoria.
“El consejo para los jóvenes que quieren ser docentes es que sigan persiguiendo sus sueños, que no tiren la toalla a pesar de los obstáculos y confíen en sus capacidades. Siempre tengan presente que un buen educador es empático, abierto al cambio, guía, afable y amoroso”, culmina Pérez.
RL