Miguel Antonio Leonardo Sepúlveda, docente FEM: “Ser parte del ISFODOSU ha reafirmado en mí que la educación es una herramienta poderosa para transformar vidas”.

por Rafael Paulino
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Su sueño era estudiar ingeniería electromecánica, pero las circunstancias económicas no lo permitieron. Sin embargo, descubrió en la docencia y particularmente las matemáticas, una pasión que disfruta profundamente y le llena de orgullo a diario. Esta es la historia de Miguel Antonio Leonardo Sepúlveda.

“Me defino como un educador apasionado por la enseñanza y la investigación en el área de matemáticas. Como matemático profesional me dedico a formar a otros, compartiendo el conocimiento y fomentando el aprendizaje continuo. Un hombre resiliente y determinado que no se rinde ante las dificultades y siempre busca superarse, ese soy yo”, cuenta Miguel.

El magisterio le motivó gracias a la pasión por enseñar. Compartir lo que aprende es un deleite para él. La mención en matemáticas y física le ofrecieron la oportunidad de adentrarse en el maravilloso mundo de ser guía y acompañar a otros en el proceso de formación.

Durante los años de estudios universitarios, Antonio tuvo diversas dificultades, porque proviene de una familia de escasos recursos y al no tener acceso a becas, se vió obligado en ocasiones a caminar de la universidad hasta su casa al no poder costear el transporte. También lidió con problemas financieros relacionados con el pago de la matrícula, por lo que su trayecto a la obtención del título hacía todo más desafiante. Esto fortaleció la resiliencia y determinación en lograr sus objetivos.

“Culminé la licenciatura en educación, mención matemáticas y física en la Universidad Dominicana O&M en el año 2012. Aprender cosas nuevas, el constante deseo de crecer a nivel personal y profesional, la vocación como docente y las aspiraciones de la investigación matemática son un motor fundamental en mi vida”, relata con entusiasmo Leonardo.

El maestro hizo una especialidad en Diseño Curricular Basado en el Enfoque Por Competencias. También la Maestría Matemáticas y un doctorado en el mismo campo. También ha realizado cursos de formación continua, inglés intermedio y competencias en computación, con enfoques en lenguajes de programación como Python y Matlab, entre otros.

Sepúlveda lleva ya 7 años como docente en el recinto del ISFODOSU en Santo Domingo, Félix Evaristo Mejía, FEM, y 19 años de experiencia profesoral, desde el nivel primario, secundario y en el nivel superior. Imparte las asignaturas en Aritmética y Geometría, Álgebra Superior, Análisis Matemático I, II y III, Variable Compleja, Ecuaciones Diferenciales, etc.

Para él, ser docente en el recinto FEM es un honor y privilegio, le permite aportar su granito de arena a la profesión.

Cuenta que es gratificante formar parte del proceso de formación de futuros profesionales y contribuir al crecimiento académico y personal de los estudiantes. De igual manera, compartir conocimientos y experiencia de matemáticas con las nuevas generaciones le llena de satisfacción, porque la educación es su vocación y pasión. Se siente feliz de ser parte de una institución comprometida con la excelencia educativa.

“Aprendo constantemente de los estudiantes y colegas. El ambiente me ha marcado y enseñado el valor de la dedicación, la paciencia y responsabilidad. He crecido como educador, desafiandome a transformar constantemente la práctica docente. Gracias al ISFODOSU finalicé mi doctorado en matemáticas, reforzando el vínculo con el aspecto académico. Ser parte del ISFODOSU ha reafirmado en mí que la educación es una herramienta poderosa para transformar vidas y me motiva a ser mejor”, afirma.

Antonio ha impartido clases en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC y el Instituto Tecnológico de Las Américas, ITLA. Se identifica con la frase: “Discipline will sooner or later overcome intelligence”, en español, “La disciplina tarde o temprano supera a la inteligencia”, del libro Ikigai, porque refleja la convicción de que la perseverancia y el constante esfuerzo son esenciales para alcanzar el éxito, más allá del talento o la inteligencia natural y trata de transmitirlo a sus estudiantes.

En la actualidad está casado y tiene dos hijos. En su tiempo libre disfruta de practicar deportes, viajar y estar en contacto con el aire libre y la naturaleza, pasar tiempo en el campo para desconectarse y relajarse. Al trabajar en el Liceo Nocturno Costa Rica, fue galardonado con diplomas en las graduaciones de sus grupos de secundaria en la mayoría de los años, de 2012 a 2017.

“Un buen educador es aquel que se enfoca en transmitir conocimientos académicos y el bienestar integral de sus estudiantes, porque ofrece apoyo emocional y motivacional cuando es necesario. Cada alumno llega con su propio contexto, desafíos y situaciones personales y el maestro inspira a pensar críticamente, fomenta su curiosidad y los guía para que crean en su propio potencial. Es paciente, flexible y está comprometido con un ambiente inclusivo y respetuoso”, culmina el docente.

Roger León

 

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