Es nativa del Municipio de Jarabacoa, provincia La Vega, madre de 4 hijos. Reside en San Juan de la Maguana desde el año 2018.
Llevó una niñez parentalizada, cargada de situaciones económicas precarias, siendo la hija mayor de 10 hermanos y acompañando a sus padres en el apoyo para el cuidado de sus hermanos y hermanas, entendió que la educación era la fuente de salir de la precariedad psíquica enferma y sanar.
´´La experiencia acumulada y los lugares recorridos me hizo entender que no se necesita de una profesión para ser alguien, sino para hacer con esmero algo que nos eleve como humanidad´´, aclaró la docente.
Se describe como una mujer apasionada por la pedagogía del ser, por la humanización de la educación a través de la coherencia en el pensar, sentir y hacer.
Cuenta que, en principio su deseo de ayudar sin ser pedido por algunas de sus hermanas generaba serios conflictos,
“Hoy, a mis años, he comprendido que cada quien en su lugar para poder actuar y mirar a cada hermano, hermana, sobrinos, hijo e hija y nueras, desde un lugar de cariño y mucho respeto por todos ellos.
El interés de aportar y de enseñar, la hizo formarse en Educación mención Orientación Escolar, en la Universidad Mundial Dominicana, Centro de Moca, mientras se desempeñaba como promotora social para Mujeres en Desarrollo Dominicana (MUDE).
Realizó un postgrado en Salud Integral en la Universidad Tecnológica de Santo Domingo, Intec, una maestría en Psicología Clínica, en la Universidad Tecnológica de Santiago, UTESA, para luego iniciar en la Universidad de Granada, España, un programa de Doctorado en Psicología Evolutiva y de la Educación con la tesis: Actitudes, emociones y atribuciones morales en relación con conductas agresivas en el contexto escolar en alumnos de 10 a 17 años.
´´Se necesitan docentes que, teniendo un buen salario material, tiempo y disfrute reciban la recompensa afectiva que es el gusto de llevar a cabo la voz de su canción, su vocación, no algo por salir del paso y jubilarse al final de un ciclo servido´´, expresó Gutiérrez.
La doctora Gutiérrez dice sentir alegría en pensar que algún día dejaremos de mirar nombres en proyectos y programas y “mis estudiantes” por el gran “nuestros estudiantes” y crear la sinergia y la confianza que se apuesta a la misión y visión institucional
“Estar en ISFODOSU es la oportunidad de abrir el jardín inagotable que guarda cada estudiante, reconstruir la palabra “esperanzar”, sabiendo que solo enseña lo que aprendió y desaprender en el camino y que, para cada destrucción material existe una reconstrucción simbólica que el nuevo docente necesita incorporar cada día con su propia sabiduría de vida, más allá de lo académico”. Precisó la maestra Gutiérrez.
La docente recomendó a ISFODOSU mantenerse trabajando el trabajo de en la mejora de actitudes como: el hablar del otro a la espalda, el no ser honesto y sensible al sufrimiento del otro, ya que espera que ese aspecto sistémico, poco a poco se vaya visibilizando y sanando.
´´Siempre los ideales que favorecen a la colectividad serán más grandes que cualquier tropiezo y cualquier forma de debilitar el proceso. No es el yo que hace la diferencia, es el nosotros, cuando podemos decir: lo hemos logrado´´, manifestó Gutiérrez.
“Confío plenamente en las capacidades del otro y que he aprendido a mirar con compasión aquel o aquella que en su actuar puede herir mis sentimientos”, expresó.
Agregó que dice lo que está, donde esté, sabiendo que el otro es tan sabio e importante como ella. “Puedo confiar en el otro, como yo confío en mí”, aseguró Gutiérrez.
´´Gozo de aprecio y cariño y me siento muy valorada en cada accionar que he transitado en la vida´´, manifestó.