María del Pilar Hernández docente y coordinadora del Recinto UM

por Rafael Paulino
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Un buen docente no es aquel que solo enseña contenido, también es quien enseña con amor, entusiasmo, compromiso, dedicación y con valores.

Nuestra docente y coordinadora del área de Pedagogía, María del Pilar Hernández, lleva 12 años en el Recinto Urania Montás en San Juan y se caracteriza por ser una persona que ama a su familia sin límite, solidaria, bondadosa y humilde que orienta en momentos difíciles a quién lo necesita.

Hernández además de ser coordinadora y encargarse de la planificación de la docencia para lograr desarrollar el programa de las asignaturas completo, imparte las materias: Fundamentos y Estructura de Currículo, Procesos de Enseñanza Aprendizaje, Evaluación de los aprendizajes.

“Lo que más me gusta de ser docente es escuchar, enseñar y orientar a mis estudiantes y a otras personas en momentos difíciles de sus vidas”, aseguró.

La maestra ha sido reconocida por el ISFODOSU, por sus aportes realizados al área de Práctica Docente durante el tiempo que la estuvo coordinando; también por participar en la coordinación del Diplomado en Neuropsicología e Intervención Psicopedagógica y por haber participado en el taller sobre “Técnicas e instrumentos de evaluación en un enfoque de competencias” impartido por el área de Pedagogía.

Hernández desde pequeña fue motivada y apoyada por su padre en su amor por la enseñanza. Su progenitor le construyó un espacio para que enseñara a leer a personas analfabetas, experiencia que le brindaba una gran alegría.

”Un buen docente no es aquel que solo enseña contenido, también es quien enseña con amor, entusiasmo, compromiso, dedicación y con valores. Además que inspire a sus estudiantes a involucrarse activamente en clase, acompañándolos y guiando al desarrollo de capacidades y habilidades para su vida personal y profesional, para que lo pongan en práctica en diversos contextos”, afirmó la Mtra. Hernández.

En el 2007, realizó la Licenciatura en Educación mención Orientación Académica y a sus 30 años llegó al ISFODOSU, donde ha aprendido lo que ella ha llamado, “la verdadera enseñanza”, con amor, pasión, entrega, con buenas estrategias de enseñanza, el trabajo en equipo y comprender mejor a sus estudiantes y compañeros de trabajo.

“Me siento orgullosa, de pertenecer a la mejor universidad de formación docente del país y más allá”, exclamó la profesora Hernández.

Cuenta que, estando en su oficina en hora de descanso, se le acercó una estudiante de la interna y le dijo entre lágrimas que pensaba retirarse de la unidad, porque su familia era muy pobre y no contaba con más que el dinero que recibía del ISFODOSU.

Al escucharla, la coordinadora la asumió como una hija y le dio todo el apoyo que necesitaba. De esa conversación ya han pasado cuatro cuatrimestre y la futura docente continúa estudiando en el Recinto UM.

La maestra exhorta a los futuros docentes a enseñar con amor y pasión, pero también a escuchar a sus estudiantes y observarlos para identificar sus necesidades y ayudarlos en lo que requieran en ese momento.

La docente dijo que creció en San Francisco de Macorís en un ambiente de amor familiar, donde como hija se sintió amada, le dedicaban tiempo de calidad y se sentía respetada.

EC

 

 

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