Karen Lenny Valdez Mora, graduada de honor del Recinto UM: “Agradecidos eternamente, nos vamos con la tarea y la responsabilidad de ser verdaderos maestros”.

por Rafael Paulino
291 vistas

Discurso pronunciado en el acto de Graduación Ordinaria San Juan – 2023

Hemos luchado mucho para alcanzar esta meta, pero lo cierto es que ahora empieza nuestra verdadera lucha.

Es un privilegio y una gran responsabilidad para mí expresar el sentir de toda una generación de profesionales de la educación. No ha sido sencillo encontrar las palabras correctas que hagan justicia al júbilo inexpresable que sentimos ante este logro. La vista de todos ustedes portando orgullosamente esa banda morada, con su profundo simbolismo, es motivo de especial satisfacción. Me gustaría proponer una reflexión conjunta, donde todos aquellos que se sientan identificados con estas preguntas levanten sus manos: ¿Cuántos aquí, en algún momento de su carrera, enfrentaron grandes dificultades? ¿Cuántos llegaron a pensar que no superarían ese ELASH? ¿Cuántos se vieron afectados en su salud mental y física por la carga de trabajo de investigación? ¿Cuántos padecieron estrés académico en cada fin de cuatrimestre? ¿Cuántos, en momentos de crisis, miraron al cielo y pedían a Dios fortaleza?

Exacto, por eso, esta graduación trasciende las formalidades, porque aquí se materializan los sueños no solo de los estudiantes, sino también de los padres que han realizado considerables sacrificios para hacer posible este día. Detrás de todos estos protocolos se encuentra una historia de jóvenes que abandonaron sus hogares para convertir la universidad en uno nuevo, quienes sacrificaron un almuerzo por una cartulina, quienes asumieron con seriedad la responsabilidad de ser estudiantes a tiempo completo, desvelándose para subir un portafolio, aquellos que rechazaron salidas sociales por cumplir con sus deberes académicos, quienes afrontaron una pandemia con precariedad de dispositivos electrónicos, quienes salían de su casa bajo la lluvia para asistir a clases y quienes, contra todo pronóstico, hoy están aquí recibiendo su titulación grado y demostrando que los límites están en la mente.

No es fácil lograr esta meta, si lo fuera todos lo harían. Son muchos los desafíos que hay que superar y estar al borde del colapso para volver a confiar. Al entrar a la universidad pensamos que lo más complicado serían las grandes exposiciones, los parciales o producciones; pero no, chocamos con una realidad que afectó nuestras emociones, la llegada de la pandemia, la plataforma y los informes, una aritmética y geometría que nos envolvió en ángulos y fracciones. Conocimos las normas APA, el Diplomado de inglés y muchas asignaciones, las prácticas docentes entre planificaciones, recursos y evaluaciones, una matemática repleta de logaritmos y funciones. ¿Qué me dicen mis colegas de Educación Física?, que pensaron que era una carrera de patio y terminaron expertos en alfabetización motriz y lanzamientos moderados. ¿Y las tías del nivel inicial? Que no solo es colorear, hay grupos grandes, grupos pequeños, recursos y mucha creatividad. Cuando pensamos que no había nada más retador, aparecen las normas APA, pero esta vez en 7ma edición. Casi cuando decimos ¡Al fin!, llegan los docentes con su amigo el turnitin, investigación-acción, Kemmis, Eliot y Lewin, con el lanzamiento, el cierre y el proyecto casi usamos el botiquín.

Ya en nuestra última etapa, éramos inmunes a tantas situaciones entre el Elash, correcciones, sugerencias e intervenciones, creamos las condiciones para llegar victoriosos al seminario de presentaciones. Lo logramos, y de qué manera. ¡Un aplauso, por favor!

Esta situación que hemos superado, me recuerda al proceso de formación del diamante, donde el carbono, con la presión y temperatura adecuadas, se convierte en una piedra preciosa. Y sí, eso hizo el ISFODOSU, tomó nuestra versión más simple y con la dosis correcta de temperatura, presión y enseñanza, no creó diamantes, sino docentes brillantes con un alto valor.

A lo largo de estos cuatro años, hemos vivido experiencias significativas que quedarán grabadas en nuestros corazones. Desde entonar con pasión el himno institucional en cada evento hasta los momentos en los que nos cuestionamos sobre nuestra existencia en los pasillos de la universidad, las cenas, chocolatadas y villancicos en Navidad, las actividades de San Valentín, los clubes, las celebraciones de efemérides, excursiones, historias compartidas, chistes en la residencia, visitas a museos y zonas geográficas, participación en proyectos, rutas ecológicas, campamentos, competencias, congresos y olimpiadas. Sin embargo, lo más valioso ha sido la construcción de amistades sólidas y verdaderas.

Ahora, ¿qué sigue?, esta es la interrogante que invade nuestra mente desde el 10 de julio de este año y solo puedo contestar que nuestra formación no debe detenerse aquí. Es el momento de buscar nuestra área, nuestro lugar y nuestro destino. Como expresó Henry Van Dike, «Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo entonaran los pájaros que saben cantar». Es cierto que el mundo laboral puede parecer intimidante, con discriminaciones basadas en la apariencia, opinión política y religiosa, pero si algo he aprendido en esta vida es que en una persona preparada no tienen lugar las faltas de oportunidades. Enfrentemos los desafíos con valentía y determinación, porque «cuanto mayor sea nuestra lucha, mejor será la recompensa».

Siguiendo las palabras de Séneca, «Nada es más honorable que un corazón agradecido». Por tanto, en medio de todas estas vivencias y los involucrados, deseo externar nuestro más profundo agradecimiento y honra a Dios por guiarnos por un camino de aprendizaje, esperanza y alegría. Nuestra gratitud al Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, nuestra casa de altos estudios, por la formación integral, oportuna y de calidad, y por asumir con esmero y dedicación el reto de desarrollar en nosotros el perfil profesional más valorado de la nación. ISFODOSU, aquí está tu cosecha. Al Recinto Urania Montás y con él a sus autoridades, por reproducir y transmitir con entrega y compromiso los objetivos de la Pedagógica Dominicana, por albergar bajo tu techo muchos sueños, expectativas y esperanzas; por ser testigo y responsable de nuestro crecimiento y evolución tanto personal como académica. Del cuerpo docente, valoramos su sacrificio y disponibilidad para con nosotros. Dicen que el mejor maestro no es el que más sabe, sino el que mejor enseña y ustedes son los mejores. A nuestros familiares, por el apoyo, entrega y sacrificio; por ser una base sólida de buenos consejos y por aplaudir con orgullo y alegría cada uno de nuestros éxitos. A los compañeros y amigos, por hacer de este camino un proceso más ameno, agradable y divertido; estamos felices de aprender con ustedes, reír con ustedes y en ocasiones hasta de altercar con ustedes.

Agradecidos eternamente, nos vamos con la tarea y la responsabilidad de ser verdaderos maestros, ejemplos para nuestros estudiantes y para la educación dominicana. Nuestra sociedad y nuestra patria lo esperan y lo merecen.

Queridos compañeros, no podría bajarme de este estrado sin antes extenderles mis más sinceras felicitaciones por lograrlo, por decir sí y por asumir el reto. Me llena de orgullo ver cómo la región Suroeste se enriquece con profesionales que jamás defraudarán a su tierra. Somos los responsables de transformar la educación, el mundo necesita maestros de excelencia, hagamos la diferencia: un aula a la vez. Recordemos siempre que somos los arquitectos del futuro, forjando las mentes y los corazones de las generaciones por venir. Que nuestro compromiso, vocación y amor por la educación iluminen el camino hacia un mundo mejor. ¡Sigamos adelante!, con determinación y pasión, porque juntos, como graduados del ISFODOSU, somos la antorcha que guiará el camino hacia un mañana más brillante y prometedor.

¡Muchísimas gracias!

Karen Lenny Valdez Mora, graduada de honor del Recinto UM

 

Te podría interesar