Graduación Ordinaria de Octubre ISFODOSU: Recintos Luis Napoleón Núñez Molina, LNNM y Emilio Prud’Homme, EPH 2024

por Rafael Paulino
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Discurso de Graduanda de Honor: Luz del Alba Rojas Pérez, licenciatura en Educación Inicial, recinto LNNM

“Muy buenos días a todos: honorable rectora del ISFODOSU, Dra. Nurys Del Carmen González; miembros de la Junta de Directores, Vicerrectores, invitados especiales, Mtra. Olga Espaillat -oradora invitada de este acto de graduación-, queridos maestros, estimados compañeros graduandos, familiares y miembros de la prensa que nos acompañan.

Para mí es un gran honor dirigirme a ustedes en este día tan significativo, representando a mis colegas y compañeros presentes. Este momento está lleno de emociones, de alegría por lo que hemos logrado y de expectativas por lo que está por venir. Sin duda, este es un día que recordaremos por siempre.

Hoy es un día profundamente especial. No solo celebramos la culminación de años de esfuerzo, dedicación y aprendizaje, sino que también marcamos el inicio de un nuevo viaje, un viaje que tiene el poder de transformar vidas. Estamos aquí, reunidos, como una generación de educadores listos para llevar adelante una de las más nobles y fundamentales misiones: formar a las futuras generaciones.

Hoy recordamos con nostalgia y alegría todas las experiencias vividas durante estos años. No podemos dejar de recordar la etapa de la pandemia, un periodo que nos retó a adaptarnos a la modalidad virtual para continuar nuestro desarrollo académico. Este desafío nos enseñó a ser resilientes y a valorar aún más la educación en todas sus formas.

Tampoco podemos olvidar nuestras primeras experiencias en el aula, esa mezcla de nervios y emoción al reafirmar nuestra pasión y vocación por la enseñanza. Sentíamos incertidumbre cada vez que interveníamos, rogando que uno de los maestros guías de práctica no llegara inesperadamente a observar nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje. No puedo dejar de mencionar esos momentos compartidos con nuestros compañeros, cuando nos sentábamos en el patio a charlar, jugar o discutir cuál era la respuesta correcta en un examen, si era la A o la B — Y tú, sin saber qué decir, porque la respuesta que habías marcado era la C.

Esas experiencias nos ayudaban a olvidar las noches de estrés y las lágrimas derramadas, así como los momentos de incertidumbre en los que dudábamos de nuestras propias capacidades. Hoy, quedamos marcados por las huellas que han dejado en nosotros el ISFODOSU y las personas que lo conforman: autoridades educativas, maestros, personal de apoyo y, por supuesto, nuestros compañeros.

Quiero aprovechar este espacio para agradecer profundamente a todos los que han hecho posible que hoy estemos aquí. A nuestras familias, quienes nos apoyaron incansablemente en cada paso de este camino; a nuestros profesores, que con su sabiduría, paciencia y dedicación nos guiaron, no solo enseñándonos contenidos, sino también inculcando valores que llevaremos siempre con nosotros; y, por supuesto, a nuestra querida institución, el ISFODOSU. Gracias por crear un ambiente que promueve el aprendizaje, el crecimiento y el desarrollo integral de cada uno de nosotros. Han sido un pilar fundamental en nuestra formación, y hoy nos sentimos orgullosos de representar los valores que aquí hemos aprendido.

También deseo expresar mi agradecimiento a las oportunidades que tuvimos de enriquecernos aún más con los diplomados que cursamos, en áreas como inglés, tecnología, Neuro-Ética y Educación Constitucional los cuales fueron un reto adicional a nuestras materias regulares, pero que hoy nos brindan un valor añadido como profesionales. Estos diplomados nos han preparado para estar mejor capacitados y ser altamente valorados en los centros educativos, dándonos esa distinción que hoy llevamos con orgullo. No puedo dejar de mencionar nuestras prácticas docentes, que no fueron solo una experiencia breve, sino un extenso proceso de 1,354 horas en las que pudimos reafirmar nuestra pasión por la enseñanza. Estas prácticas nos permitieron reconocer el valor de nuestra vocación y prepararnos de manera realista para el desafío de educar.

Queridos compañeros, seamos ese motivo de sonrisa por la cual nuestros futuros estudiantes se alegren. Seamos ese espacio seguro donde ellos puedan ser ellos mismos, libres de juicios y llenos de confianza. Que nuestras clases no solo sean para enseñar lenguas, matemáticas o ciencias, sino también un lugar donde los estudiantes puedan crecer, desarrollarse y aprender nuevas habilidades que les sirvan como herramientas para la vida.

Siempre lleven presente que ser maestro es mucho más que una profesión. Es un llamado, una vocación que requiere no sólo conocimiento, sino también empatía, paciencia y un profundo compromiso con el crecimiento y desarrollo de cada ser humano que pase por nuestras aulas. Recuerden, somos una generación que tuvo que esforzarse al máximo para ingresar a esta prestigiosa institución, y no solo dimos el 100%, sino que nos comprometimos a superar nuestras propias expectativas. Es nuestra responsabilidad representar este esfuerzo y, desde ahora, ser esos pilares que contribuyan a mejorar la educación dominicana, especialmente en relación con los desafíos que enfrenta nuestro país en el ámbito educativo. Reconozcamos que somos una generación especial, y será a través de nuestra acción en las aulas que demostraremos nuestras capacidades y nuestro compromiso con la educación.

En nuestras manos está el futuro de nuestros estudiantes, y el adulto de mañana dependerá de las enseñanzas y valores que les inculquemos hoy. El cambio comienza con las pequeñas acciones y detalles que implementaremos cada día en nuestras aulas; que cada lección sea una oportunidad para sembrar valores que construyan una mejor sociedad dominicana.

Este día no marca el fin de todos nuestros esfuerzos, más bien es el punto de partida para seguir superándonos y preparándonos para suplir cada una de las necesidades que presenten las generaciones venideras. Graduados, recuerden: el aprendizaje es un camino sin fin, y depende de ustedes qué tanto lo quieran recorrer.

Como dijo Nelson Mandela: «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.» Hoy, compañeros, esa arma está en nuestras manos. Aprovechemos con responsabilidad, con pasión y con amor por la enseñanza.

Felicidades, graduados. Este es solo el comienzo de grandes cosas”.

 

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