Discurso pronunciado en el Acto de Graduación Ordinaria 2024
Hoy es un día para recordar nuestra trayectoria en el ISFODOSU, una institución que se distingue por su formación integral y su compromiso con la excelencia educativa.
Es un honor dirigirme a ustedes en este día tan significativo. Hoy celebramos el resultado de años de esfuerzo, sacrificio y dedicación, no solo de quienes nos graduamos, sino también de todos aquellos que nos acompañaron en este camino.
Primero, quiero agradecer a Dios, fuente de sabiduría y fortaleza, por guiarnos y permitirnos llegar hasta aquí. Como dijo Albert Einstein: «Dios no juega a los dados con el universo», y hoy vemos cómo cada paso en este recorrido tenía su razón de ser.
A nuestras familias, quienes han sido nuestro pilar de apoyo, nuestro motor en los momentos complicados y quienes han celebrado cada pequeño logro con nosotros. Gracias, mamá, papá, hermanos y seres queridos, por creer en nosotros, incluso cuando dudamos de nuestras propias capacidades. Ustedes nos ayudaron a mantenernos firmes cuando las fuerzas flaqueaban.
A todas esas personas que, sin ser familia, se convirtieron en aliados invaluables: amistades, mentores y compañeros. Compartimos retos y victorias, y gracias a ustedes, este camino no fue recorrido en soledad. «La amistad duplica las alegrías y divide las angustias a la mitad», y su presencia ha sido un verdadero regalo.
Hoy es un día para recordar nuestra trayectoria en el ISFODOSU, una institución que se distingue por su formación integral y su compromiso con la excelencia educativa. Durante nuestra carrera, realizamos seis prácticas docentes en escuelas, donde no solo vivimos la realidad de la enseñanza, sino que también aplicamos los conocimientos adquiridos en las aulas. Aprendimos que la teoría es fundamental, pero la verdadera enseñanza ocurre en el aula. A través de estas experiencias comprendimos que enseñar significa entender y conectar con los estudiantes, conocer sus necesidades y motivarlos a alcanzar su máximo potencial.
También recibimos tres diplomados que nos prepararon para los retos de la educación actual: el Diplomado Intensivo de Inglés para Docentes, que nos brinda herramientas para fomentar una educación bilingüe. Esa formación nos abrirá puertas a nuevas oportunidades de aprendizajes y de desarrollo profesional; el Diplomado en Formación en Tecnología Educativa, esencial en esta era digital, nos formó para integrar herramientas tecnológicas en nuestra práctica educativa; y el Programa Valora Ser, que nos ayudó a enfocarnos en la educación en valores, fundamental para formar seres humanos íntegros.
Otro programa que contribuyó de manera significativamente a nuestra formación fue la experiencia de movilidad estudiantil, a través de la cual, algunos de los compañeros aquí presentes tuvimos la oportunidad de contrastar la realidad de la formación docente, la educación y la diversidad cultural de nuestro país con la realidad en otras naciones latinoamericanas, lo cual nos permitió tener una perspectiva más amplia de la educación.
Gracias a nuestros maestros y al personal del ISFODOSU, Recinto Urania Montás, quienes nos guiaron, nos inspiraron y nos apoyaron. Ustedes nos enseñaron que la verdadera educación va más allá de los libros: es un compromiso con la formación de seres humanos responsables y comprometidos con su comunidad. Como diría Nelson Mandela: «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.» Gracias a ustedes, estamos mejor armados que nunca.
Miremos ahora al futuro, que nos llama a la acción. Graduarnos del ISFODOSU no es solo un logro académico, es una responsabilidad. Somos egresados de la Pedagógica Dominicana, la institución referente en la formación docente de nuestro país. Heredamos de Salomé Ureña, Eugenio María de Hostos y Urania Montás, una educación de calidad y el compromiso de hacer de este mundo un lugar mejor, por ello este título nos convoca a ser líderes educativos, a inspirar a las futuras generaciones y a contribuir al desarrollo de la sociedad dominicana.
Debemos asumir este compromiso con pasión y determinación. El mundo necesita docentes que no solo enseñen, sino que también guíen, motiven e inspiren. Llevamos en nuestras manos el futuro de nuestro país, porque, como sabemos, la educación es la clave para el progreso.
A mis compañeros, este es solo el comienzo de una nueva etapa. No importa cuán difíciles sean los retos que enfrentemos, siempre recordemos lo lejos que hemos llegado y las herramientas que ahora poseemos. Sigamos adelante con confianza, porque el futuro nos pertenece.
Hoy cerramos un capítulo, pero abrimos uno nuevo, lleno de posibilidades. Como dice nuestro compañero Carlos David Ogando: «En la vida no solo debemos celebrar lo que hemos aprendido, sino también los desafíos que superamos, los sueños que comenzamos a construir y el camino que se extiende ante nosotros.» Estas palabras capturan el verdadero sentido de este día: no es solo un logro académico, sino un reflejo de nuestras luchas, sueños y esperanza en el futuro.
Mientras nos preparamos para este nuevo viaje, recordemos que no estamos solos. Llevamos con nosotros el amor de nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos y las lecciones de nuestros maestros. El contexto que nos espera está lleno de desafíos, pero también de oportunidades para crecer y brillar. Juntos hemos llegado hasta aquí, y juntos seguiremos construyendo un mundo mejor, paso a paso, inspirando a quienes vienen detrás.
Hoy nos despedimos de esta etapa con una mezcla de nostalgia y emoción, sabiendo que lo mejor está por venir. Que este logro sea solo el primero de muchos, y que siempre celebremos no solo lo aprendido, sino también los desafíos que nos hicieron más fuertes y los sueños que continuaremos persiguiendo.
Gracias a todos por ser parte de este viaje. ¡Felicitaciones, maestros! ¡El futuro es nuestro y estamos listos para conquistarlo!
¡Muchas gracias!
Yelissa Jioshanaska Fernández, graduada de honor del Recinto Urania Montás.
Jueves 24 de octubre, 2024.-
MS/